Daroca, la ciudad medieval amurallada vuelve al pasado con la Feria Medieval que tiene lugar a finales de julio.
A lo largo de la Calle Mayor ponen puestos medievales. En estos dias la gente se disfraza de juglares, guerreros, artesanos.. ; hay una gran variedad de alimentación, bebida, musica.. que convierten a Daroca en un pueblo medieval.
Con la colaboración de más de 100 recreacionistas medievales revivirá las luchas entre Pedro de Castilla y Pedro de Aragón con la batalla de los dos Pedros. El rey Pedro IV entrará en Daroca para conceder el título de Ciudad a este milenario municipio.
Hay una representación de una de las leyendas más conocidas de Daroca, “La Morica encantada” y la interpretación cantada del Milagro de los Corporales con la obra de “El Bardo Errante”.
Estas fiestas se producen a principios de septiembre.
Esta fiesta con 44 años de historia es organizada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Cariñena. La fecha varía cada año en función de la vendimia.
Tradicionalmente, la Fiesta de la Vendimia ha sido un día de exaltación del vino y convivencia comarcal. El número de participantes aumenta año tras año, logrando que esta afamadada fiesta se haya convertido en un importante escaparate de las bodegas de la zona.
Entre los actos más característicos se encuentran actos tradicionales en torno a la Fuente de la Mora, de la que emana vino durante ese día.
Destaca de forma sobresaliente el Tren del Vino (con locomotora y vagones antiguos) que acude desde Zaragoza para traer a los numerosos visitantes que se acercan en este día.
Es quizá uno de los actos más destacables el primer pisado de la uva, que se realiza en la plaza del ayuntamiento ante multitud de visitantes al son de la jota de la Manolita para ofrecer el primer mosto del año al Santo Cristo de Santiago tras ser bendecido por el párroco de Cariñena.
La jota aragonesa es una manifestación del folclore en Aragón de un género musical, la jota, presente en la mayor parte de la geografía española. Se consolida a finales del siglo XVIII o principios del XIX.
La jota aragonesa se expresa a través del baile, el canto y la interpretación instrumental, compuesta por una rondalla en la que participan fundamentalmente la guitarra, el laúd y la bandurria.
La jota no es más que una de las manifestaciones de su tradición musical popular. Conviven con ella otras formas (mazurcas, paloteados, villanos, boleros o valses), aunque la interpretación de la jota en Aragón tiene un carácter peculiar y distintivo que ha hecho que sea conocida en el ámbito internacional.
Existen caracteres que distinguen los bailes de tres grandes zonas: el Bajo Aragón, Huesca y Zaragoza. La del Bajo Aragón (Calanda, Albalate del Arzobispo, Alcañiz) es la más compleja y posiblemente antigua.
El baile de la jota tiene tres partes en conformidad con las coplas que se cantan: inicio, parte media y final.
Inicio. Para comenzar se produce la «llamada», que consta de cuatro rasgueos a tutti de toda la rondalla del acorde tónico. Después continúa la parte inicial con variaciones instrumentales (de ocho compases de duración, la mitad de tónica y la otra mitad de dominante). Mientras suenan estos compases de variaciones, donde se adornan los músicos, la pareja se coloca enfrentada y espera, mirándose y sin movimiento alguno, que comience la primera copla, que da inicio al baile. Otras veces es el grupo el que toma posiciones o va saliendo del foro y colocándose en sus posiciones de partida, con hechuras de presentación.
Parte media: el baile. Acompañándose con las castañuelas o «palillos», se bailan varios pasos, adecuados a las variaciones y coplas, que suelen ser tres, aunque a veces el número se reduce a dos.
Final. El baile se aviva tras la última copla, y termina con cuatro acordes muy marcados.
Los pasos del baile de la jota se caracterizan por el uso de los punteados de punta y talón y los pequeños saltos que, con la evolución del espectáculo, se convirtieron en alardes atléticos. Los brazos, arqueados y habitualmente en alto moviéndose delante del cuerpo abajo y arriba.
Existan modalidades peculiares en Huesca, sobre todo en el Pirineo (Ansó, Hecho), donde adoptan influjos franceses y existen pasos cogidos de la pareja.